Les dejo un texto mandado por Cristobal Mena sobre las nuevas normas puestas a los fumadores:
Prohibido Fumar
No sé si todos están al tanto del nuevo proyecto que busca rigidizar el consumo de tabaco en lugares de uso público –acá les dejo un resumen- del que soy un convencido que va por el camino correcto.
Lo anterior no proviene del complejo de santo que tienen ciertos no fumadores, que creen ser “más buenos” por no ser fumadores empedernidos y viven en una constante recriminación a aquellos consumidores del “cilindro nicotinoso”. Todo lo contrario, es una apreciación que proviene de empatizar con los que entendemos el daño que produce no sólo a quienes fuman, sino a todos los que comparten con ellos un ambiente saturado de humo, humo que por cierto quiere decir arsénico, benceno, cromo, etc.
La libertad de uno, sí termina donde comienza la del otro; es decir, el respeto al prójimo es vital en una sociedad de libertades para que ésta no se convierta en libertina. Esto es lo que busca el proyecto de ley, proteger a quienes deben sufrir las externalidades del fumador -por ejemplo, los mozos en los pubs y restaurantes- y además desde la perspectiva de las políticas públicas, el enorme costo -salud, limpieza en las calles, etc.- que debemos solventar todos por el vicio de menos de la mitad de los habitantes del país.
No soy tampoco de la idea que los fumadores -dentro de los cuales quizás me debiera incluir, pues disfruto de una buena pipa de vez en cuando- vivan bajo la inquisición, encerrados en sus casas, para disfrutar de un buen tabaco; pero sí que comprendan que el hábito que adquirieron fue una elección, respetable, pero una elección al fin de cuentas que produce externalidades negativas que no deben porqué solventar los que no optaron por fumar.
Es de esperar entonces que esta iniciativa prospere, toda vez que busca de manera seria y concienzuda poner un estándar mínimo de respeto entre nosotros, algo que sin dudas escasea más de lo que quisiéramos en nuestra sociedad.
Lego Amarillo 
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